Las grandes mujeres detrás de los grandes hombres (parte 2 de 4): La madre adoptiva

Por Aisha Stacey (© 2016 IslamReligion.com)

Descripción: Asia, la madre adoptiva de Moisés y esposa del Faraón.

Otra gran mujer que crio a un gran hombre, a pesar de las dificultades y presiones que enfrentó, fue Asia. Ella es más conocida como la esposa del Faraón; sin embargo, esta gran dama también fue la madre adoptiva del Profeta Moisés.

Al igual que María, la madre de Jesús, Asia fue una mujer elegida por Dios para cuidar de un niño que crecería para ser un Profeta de Dios. ¿Qué cualidades tuvo Asia con las que apoyó e influenció a Moisés? De nuevo vemos que la principal fue una confianza total y absoluta en Dios. Siendo la esposa del hombre más poderoso y arrogante de todo Egipto, Asia estaba rodeada de lujos, riquezas y belleza; sin embargo, ella fue capaz de reconocer que sin Dios los seres humanos estamos perdidos e incompletos.

“Muchos hombres alcanzaron el nivel de la perfección, pero ninguna mujer alcanzó ese nivel excepto María, la hija de Imrán, y Asia, la esposa del Faraón”[1].

Cuando la madre biológica de Moisés se vio obligada por las circunstancias a poner a su recién nacido en una cesta flotando en las aguas del río Nilo, su corazón estaba roto y casi sin posibilidad de reparación. Pero Dios es el mejor de los planificadores. Una sierva de Asia sacó a Moisés del río y le presentó el pequeño bulto a la esposa del Faraón. Asia, al contrario de su marido orgulloso y arrogante, era una mujer recta y misericordiosa. Dios abrió su corazón y Asia miró al pequeño bebé, sintiéndose sobrecogida de amor hacia él. Le pidió a su esposo que lo aceptara en la familia.

“Dijo la mujer del Faraón: ‘[Este niño] será una alegría para mis ojos y los tuyos. No lo mates. Puede que nos beneficie. ¡Adoptémoslo!’. Ellos no presentían [en qué se convertiría]”. (Corán 28: 9)

Una vez más, el Corán nos dice muy poco acerca de Asia, y menos aún sobre su relación con su hijo adoptivo Moisés; sin embargo, como mujer de fe, debió influenciar profundamente a su hijo adoptivo. De adulto, Moisés era franco y creía en decir lo que pensaba y en defender a los miembros más débiles de la sociedad. Siempre que atestiguó opresión o crueldad, le resultó imposible dejar de intervenir. La psicología moderna nos dice que este sentido de justicia y la habilidad de hacer empatía se aprenden a muy temprana edad. Son habilidades que a menudo no se pueden adquirir en una fase posterior de la vida. Asia debió ayudarle, inculcándole esas cualidades a su hijo adoptivo.

A medida que Moisés crecía, fue considerado como un joven sabio, y en todos los aspectos, como hijo del Faraón. Sabemos por las palabras del Corán que, sin embargo, la madre biológica de Moisés fue su nodriza. Ibnu Kazir cree que la madre biológica de Moisés vivió en el palacio hasta que lo destetó, y que después de eso se le permitió visitarlo. Su influencia también debió haber jugado un papel en la formación del carácter de Moisés.

“Así se lo devolví a su madre [como nodriza] para consuelo de sus ojos, para que no se entristeciera y supiera que la promesa de Dios siempre se cumple, aunque la mayoría [de la gente] lo ignore”. (Corán 28:13)

Moisés probablemente fue un niño amado tanto, por su madre real como por Asia. No hay duda de que antes de llegar a la edad adulta, Moisés sabía acerca de los Hijos de Israel y de la situación política de Egipto. Una serie de circunstancias, cuyos detalles encontramos en el Corán[2], obligaron a Moisés a abandonar Egipto. Pasó de ser parte de la realeza a ser un criminal común, ¿cómo se habrá sentido Asia?

Podemos suponer que Asia conocía el peligro inherente en permitirle a Moisés entender las diferencias entre su vida en el palacio y la vida de su familia biológica en una zona de pobreza. Eventualmente, el Faraón descubrió que su esposa adoraba en secreto al Dios de Moisés, y esto lo indignó y enfureció. El Faraón amenazó a su esposa Asia, pero el corazón de ella le pertenecía solo a Dios. El Faraón le dio un ultimátum a su esposa, debía aceptarlo a él como su dios, o continuar adorando al Dios de Moisés y ser torturada hasta morir por ello. Asia eligió la tortura y la muerte, y en sus últimos momentos dolorosos se le escuchaba clamar a Dios.

“Y para los creyentes como ejemplo plantea el caso de la mujer del Faraón [que era una verdadera creyente] cuando dijo: “¡Señor mío! Constrúyeme, junto a Ti, una morada en el Paraíso, y sálvame del Faraón y de sus obras abominables. Sálvame de este pueblo opresor”. (Corán 66:11)

Como principal cuidadora y educadora, la madre tiene muchas responsabilidades pesadas, siendo la más importante la de enseñarles a los hijos que Dios le ha confiado. Es la madre quien enseña primero a sus hijos cómo conocer y amar a Dios. La mejor forma de instruir a los hijos es con el ejemplo, porque desde el momento en que pueden interactuar con su entorno, están aprendiendo. Como madres, tanto María como Asia les enseñaron a los niños a su cuidado a tener plena confianza en el más digno de confianza, Dios.


Pie de página:

[1] Sahih Al Bujari.

[2] Dios menciona a Moisés en el Corán más de 120 veces, y su historia se extiende por varios capítulos. Es la historia más larga y detallada de un Profeta en el Corán, y se expone con minuciosidad. El capítulo 28 del Corán se llama La narración, y sus primeros 45 versículos se centran exclusivamente en la historia de Moisés.    

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