- &Por J. Hashmi (© 2011 IslamReligion.com)
Descripción: La relación entre la fe interior y las buenas obras en el Islam. Parte uno: El concepto islámico de “fe” y su relación con la creencia interior y las buenas obras.
Introducción
El Islam es una religión que da importancia tanto a la creencia interior como a las obras externas. Ser un musulmán no sólo implica que uno deba realizar actos de adoración ritual ni que sólo deba mantener cierta creencia en su corazón sin que ésta se evidencie en los hechos de uno. Algunos creen erróneamente que el Islam pone las obras por encima de la fe interior, cuando en realidad el Islam enseña que la fe interior es lo primero, lo primordial y lo más importante de los cinco pilares y fundamentos del Islam. La opinión Islámica es que tanto la creencia interior como las obras exteriores conforman lo que se conoce en el Islam como la “fe”.
El Islam enseña que la salvación se logra por la Gracia de Dios, y que Dios da Su Gracia a los que tienen tanto creencia interior como buenas obras. La diferencia, entonces, entre el cristianismo occidental y el Islam no es que una religión crea que la fe interior es importante mientras la otra no; de hecho, tanto el cristianismo occidental como el Islam creen que la creencia interior es el factor más integral para alcanzar la salvación. La diferencia es que el Islam enseña que, aunque la creencia es el factor más importante, no es el único. En este artículo examinaremos primero el punto de vista islámico, después de lo cual se dará una mirada crítica a la doctrina cristiana de “por fe solamente”.
Los componentes de la fe
El Islam enseña que las obras son una rama de la fe. La fe (iman) no se define como la mera creencia interior, sino como la suma de la creencia interior y las obras (‘amal). Así, fe y obras no son dos entidades separadas, sino que más bien una es una parte y componente de la otra. Por lo tanto, el debate sobre “la fe vs. las obras” no tiene relevancia en el discurso islámico, ya que la segunda es parte y componente de la primera. Los musulmanes creen que la fe (iman) se compone de tres partes: (1) creer de corazón (i’tiqad), (2) afirmar dicha creencia con la lengua (qawl), y (3) obrar en consecuencia (‘amal).
Creer de corazón
De estos tres componentes de la fe, la creencia de corazón es considerada la más importante. Por lo tanto, incluso desde este punto de vista, es incorrecto decir que el Islam hace hincapié en las acciones más que en la creencia interior. Por el contrario, ninguna obra es aceptada por Dios si uno no tiene la creencia interior correcta, tal como la creencia de que sólo Dios debe ser adorado. Dios dice:
“Si atribuyes copartícipes a Dios tus obras se malograrán y te contarás entre los perdedores”. (Corán 39:65)
Las obras sólo son aceptadas si se mantiene la creencia correcta. Así, cuando Dios Todopoderoso menciona obras en el Corán, la palabra “creer” las precede, indicando la visión islámica de que la creencia tiene más importancia en la religión que las obras:
“Mas quienes hayan creído y obrado rectamente serán los moradores del Paraíso donde vivirán eternamente”. (Corán 2:82)
“Dios ha prometido a los creyentes que obren rectamente que obtendrán el perdón [de sus pecados] y una magnífica recompensa”. (Corán 5:9)
“Y quienes hayan creído y obrado rectamente serán recompensados con el Paraíso donde morarán eternamente”. (Corán 7:42)
“Y a quienes crean y obren rectamente, su Señor los guiará hacia el camino que conduce a los Jardines de las Delicias por donde corren los ríos”. (Corán 10:9)
“Por cierto que el Clemente hará que quienes hayan creído y obrado rectamente sean queridos por los hombres”. (Corán 19:96)
“A quienes crean y obren el bien les expiaremos sus faltas y les recompensaremos por sus buenas obras”. (Corán 29:7)
“Él responde las súplicas de quienes creen y obran rectamente, y les acrecienta Sus gracias”. (Corán, 42:26)
Para explicar este concepto, los eruditos musulmanes han comparado la fe con un árbol. Creer de corazón es considerado la raíz, está oculta bajo la superficie, invisible al ojo. Sin embargo, la raíz es la que da base sólida al árbol, sin la cual no puede haber árbol. Las obras entonces son consideradas como lo que es visible en la superficie, como el tronco y las ramas de los árboles. Esta es una de las razones por las que no es apropiado debatir sobre “fe versus obras”. Una persona puede comparar un árbol con otro, pero no es válido comparar un árbol (fe) con sus ramas (obras). Sin embargo, si comparamos la creencia de corazón con las acciones de los miembros, entonces sabremos que la primera es la raíz o base, mientras las segundas son las ramas. La raíz o base siempre es más importante que una rama. Una rama puede caerse y el árbol seguirá en pie, o brotará de nuevo, pero si uno corta la raíz, entonces todo el árbol caerá y dejará de existir.
La creencia de corazón es la base del árbol de la fe, sin la cual éste muere. Las buenas obras son el tronco y las ramas de este árbol; si no hay ramas sino sólo una raíz, en esencia no habrá árbol. Mientras más ramas, más perfecto será el árbol. Por lo tanto, decimos que la base de la fe es creer de corazón, pero está incompleta sin buenas obras. Mientras que un árbol no es un árbol sin su tronco y sus ramas, un árbol no puede subsistir sin su base o raíz.
Por ello, la posición islámica se declara así: la fe (iman) es el fundamento y el pilar más importante del Islam. La fe consiste tanto de (la creencia de) corazón como (de las acciones) del cuerpo. La primera es más importante que las segundas, y la fe deja de existir si la creencia está ausente.
La importancia de la creencia de corazón puede ser demostrada por el hecho de que los actos aparentemente buenos pueden ser invalidados si la creencia de corazón no está presente. Por ejemplo, dar dinero en caridad para buscar la complacencia de Dios es una buena creencia acompañada de una buena acción, y como tal hay una recompensa de Dios por ello. Sin embargo, si uno dona dinero en caridad con la intención de hacer alarde ante la gente de la generosidad de uno, entonces esta es una acción aparentemente buena pero con una intención malvada y una creencia interior corrupta y, como tal, no logra en absoluto la complacencia de Dios. El Profeta Muhammad, que la misericordia y las bendiciones de Dios sean con él, dijo:
“Las acciones son juzgadas según sus intenciones”. (SahihAl-Bujari, Sahih Muslim)
Lo que esto significa es que las acciones de la lengua o las extremidades no sirven de nada si no están arraigadas en la creencia de corazón.
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