Por Por: Misha’al ibn Abdullah (tomado del libro: ¿Qué dijo realmente Jesús?)
Descripción: Más ejemplos de manipulación de la Biblia.
El Dr. Lobegott Friedrich Konstantin Von Tischendorf fue uno de los más eminentes eruditos bíblicos conservadores del siglo XIX. También fue uno de los más firmes y porfiados defensores de la “Trinidad” que ha conocido la historia. Uno de los más grandes logros de su vida fue el descubrimiento del Manuscrito Bíblico más antiguo conocido por la humanidad, el “Códice Sinaítico”, en el Monasterio de Santa Catalina en el Monte Sinaí. Uno de los descubrimientos más devastadores hechos por el estudio de este manuscrito del siglo IV, fue que el Evangelio de Marcos originalmente terminaba en el versículo 16:8 y no en el versículo 16:20 como lo hace hoy día. En otras palabras, los últimos doce versículos (Marcos 16:9 a Marcos 16:20) fueron “agregados” por la Iglesia en la Biblia en algún momento del siglo IV. Clemente de Alejandría y Orígenes nunca citaron estos versos. Más tarde, se descubrió también que los mencionados 12 versículos, en los que se da cuenta de la “resurrección de Jesús”, no aparecen en los códices Siríaco, Vaticano ni Bobiensis. Originalmente, el Evangelio de Marcos no contiene mención alguna de la “resurrección de Jesús” (Marcos 16:9-20). Al menos cuatrocientos años (o más) después de la partida de Jesús, la Iglesia recibió inspiración “divina” para agregar la historia de la resurrección al final de este Evangelio.
El autor del Códice Sinaítico no tuvo duda de que el Evangelio de Marcos terminaba en Marcos 16:8; para enfatizar este punto, encontramos que inmediatamente después de este versículo, él cierra el texto con un garabato artístico y las palabras “El Evangelio según Marcos”. Tischendorf fue un acérrimo cristiano conservador, y como tal se las ingenió para hacer esta discrepancia a un lado, ya que, según su apreciación, Marcos no fue un Apóstol ni un testigo ocular del Ministerio de Jesús, haciéndolo secundario a aquellos que fueron Apóstoles como Mateo y Juan. Sin embargo, como se ve en otras partes de este libro, la mayoría de los eruditos cristianos de hoy reconocen que los escritos de Pablo son los más antiguos del Nuevo Testamento. Éstos son seguidos de cerca por el Evangelio de Marcos y se reconoce universalmente que los evangelios de Mateo y Lucas están basados en el Evangelio de Marcos. Este descubrimiento fue el resultado de siglos de estudios detallados y minuciosos de estos eruditos cristianos y los detalles no se pueden mencionar en este artículo. Es suficiente decir que los más reputados eruditos cristianos de hoy reconocen esto como un hecho básico indiscutible.
Hoy día, los traductores y editores de nuestras biblias modernas han comenzado a ser un poco más directos y honestos con sus lectores. Aunque no pueden simplemente admitir que estos doce versículos son falsificaciones de la Iglesia y no palabras de Dios, al menos están comenzando a llamar la atención del lector hacia el hecho de que hay dos “versiones” del Evangelio de Marcos, y luego dejan al lector decidir qué hacer con esas dos “versiones”.
Ahora, la pregunta es: “Si la Iglesia ha manipulado el Evangelio de Marcos, entonces, ¿se detuvo allí o hay más en esta historia? Sucede que Tischendorf también descubrió que el Evangelio de Juan ha sido fuertemente modificado por la Iglesia a través del tiempo. Por ejemplo:
1.Se encontró que los versículos Juan 7:53 a 8:11 (la historia de la mujer sorprendida en adulterio) no se encuentra en muchas de las copias antiguas de la Biblia disponibles para la cristiandad de hoy, específicamente, en el códice Sinaítico y el códice Vaticano.
2.También, se halló que Juan 21:25 fue una inserción posterior, y que un versículo del evangelio de Lucas (24:12), que muestra a Pedro encontrando la tumba vacía de Jesús, no se encuentra en los manuscritos antiguos.
(Para mayor información en este tema, por favor leer “Secretos del Monte Sinaí”, por James Bentley, Doubleday, NY, 1985.)
Muchos de los descubrimientos del Dr. Tischendorf con respecto a la continua e implacable manipulación de la Biblia a lo largo del tiempo, han sido verificados por la ciencia del siglo XX. Por ejemplo, un estudio del Códice Sinaítico bajo luz ultravioleta ha revelado que el Evangelio de Juan originalmente terminaba en el versículo 21:24, seguido de una pequeña “cola tipográfica”, y luego las palabras “El Evangelio según Juan”. Sin embargo, algún tiempo después, un individuo “inspirado” completamente diferente, tomó una pluma, borró el texto que seguía al verso 24, y luego agregó el texto “inspirado” de Juan 21:25, que encontramos en nuestras biblias de hoy.
La evidencia de manipulación sigue y sigue. Por ejemplo, en el Códice Sinaítico, el Padrenuestro de Lucas 11:2-4 difiere sustancialmente de la versión que ha llegado hasta nosotros a través de la mediación de siglos de correcciones “inspiradas”. Lucas 11:2-4, en los más antiguos de todos los manuscritos cristianos, dice:
“Padre, santificado sea Tu nombre, venga Tu reino. Hágase Tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Danos a diario nuestro pan de cada día. Y perdona nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a aquellos que están en deuda con nosotros. Y no nos dejes caer en tentación”.
Además, el Códice Vaticano es otro manuscrito antiguo en manos de los eruditos bíblicos que recibe la misma posición reverente que el Códice Sinaítico. Estos dos códices del siglo IV se consideran las copias más antiguas de la Biblia disponibles hoy en día. En el códice Vaticano podemos encontrar una versión de Lucas 11:2-4 aún más corta que la del códice Sinaítico. En esta versión incluso las palabras “Hágase Tu voluntad así en la tierra como en el cielo” no se encuentran.
Bien, ¿cuál ha sido la posición oficial de la Iglesia frente a estas “discrepancias”? ¿Cómo ha decidido la Iglesia manejar esta situación? ¿Han llamado a todos los eruditos de la literatura cristiana a reunirse en una conferencia masiva con el fin de estudiar conjuntamente los manuscritos cristianos más antiguos disponibles para la Iglesia y llegar así a un acuerdo común sobre cuál fue la verdadera palabra de Dios original? ¡No!
Entonces, ¿hicieron de inmediato su mayor esfuerzo por copiar de forma masiva los manuscritos originales y enviarlos por el mundo cristiano para que pudieran tomar sus propias decisiones respecto a cuál fue la palabra original e inalterada de Dios? De nuevo: ¡No!