Elevación del estatus de la mujer (parte 1 de 5): Puntos de vista en el mundo

  • Por Ali At-Timimi
  • DescripciónTomado de la conferencia dictada en la Universidad McGill en Canadá, sobre cómo el Islam elevó el estatus de la mujer. Parte uno: Una explicación de las diferencias fundamentales en las perspectivas mundiales entre el Occidente y el Islam concernientes a la mujer, y una mirada a las visiones griegas y cristianas tempranas sobre la mujer.

Elevation_of_Women__s_Status_(part_1_of_5)_001.jpgEl Islam ha elevado el estatus de la mujer. Muchos, al escuchar esto, pueden asumir que se trata de una contradicción porque la idea prevalente –al menos en Occidente– es que el Islam no eleva el estatus de la mujer, sino que la oprime y suprime. En relación a esto se puede decir que hoy hay básicamente dos puntos de vista en el mundo. Estas dos visiones frecuentemente están en conflicto, no sólo a nivel personal donde los seres humanos individualmente toman posiciones, sino también a un nivel internacional en términos del debate sobre la autenticidad y la veracidad de ambas.

El primer punto de vista es la visión liberal de Occidente. Una visión que clama tener sus raíces en las tradiciones judeocristianas que probablemente, basados en investigación, en realidad corresponde a una visión aparecida luego de la Reforma, ideas que tienen raíces en el secularismo y la cosmovisión mundial que apareció después, ya en la “era de la ilustración”.

 La segunda visión es la de los musulmanes –la visión del mundo islámico–, y esta visión establece que sus raíces e ideología se basan en la revelación dada por Dios (o Allah, en árabe) al Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él. Aquellos que proclaman esta visión dicen que puede ser usada por la humanidad en todo tiempo y lugar, y que su relevancia y beneficio no están restringidos a cierto periodo de tiempo, área geográfica o etnia. De la misma manera, los adherentes a la primera visión, la del secularismo occidental y la tradición liberal, creen que su visión del mundo, ideas, cultura y civilización son la mejor para la humanidad. El autor norteamericano, Francis Fukujama, escribe en un libro titulado El Fin de la Historia y el Último Hombre. En este libro básicamente él propone la teoría de que el desarrollo de la humanidad, en términos del desarrollo de sus ideas, ha concluido en el periodo final del pensamiento liberal secular y posteriormente nada nuevo vendrá para la humanidad. Sin embargo, en su libro, él agrega que la única parte del mundo que no ha adoptado este punto secular es el mundo islámico, y propone que habrá un conflicto en términos de esta ideología en dicho mundo.

Con esta breve introducción, uno de los temas en contención entre estas dos visiones mundiales –la del punto de vista secular occidental y la Islámica tradicional– concierne a las mujeres. ¿Cuál es la posición y el estatus de la mujer? ¿Cómo son percibidas las mujeres? ¿Son las mujeres elevadas en una cultura y oprimidas en otra?

La visión occidental es que las mujeres sólo son exaltadas en Occidente y que cada vez tienen más y más derechos con el pasar del tiempo, mientras que sus hermanas –dicen ellos– en el mundo islámico todavía están siendo oprimidas. Los musulmanes que afirman que es el sistema islámico el que provee la verdadera libertad para hombres y mujeres por igual, y que las mujeres en Occidente, al igual que los hombres, han sido engañadas con una idea de libertad que en realidad no es tal.

Cómo las mujeres son entendidas en el Islam no puede ser adecuadamente comprendido –y esto es más significativo, yo creo– a menos que uno entienda exactamente lo que podríamos llamar la filosofía básica o el entendimiento ideológico, porque este es, en realidad, un concepto teológico.

Primero, analicemos cómo son percibidas y entendidas exactamente las mujeres en la tradición occidental para comparar y contrastar perspectivas. Nosotros sabemos que la tradición occidental se ve a sí misma como la heredera intelectual de las tradiciones griegas que existían antes de Jesucristo, la paz sea con él; por consiguiente, muchas de estas tradiciones intelectuales de Occidente están fundadas en alguna medida en los escritos de los primeros filósofos griegos como Aristóteles y Platón, etc.

¿Cómo veían ellos a las mujeres? ¿Cómo eran las ideas de Aristóteles y Platón sobre las mujeres? Cuando uno revisa el trabajo de los primeros filósofos griegos, se encuentra que ellos tenían unas visiones muy despectivas sobre las mujeres. Aristóteles en sus escritos argumenta que las mujeres no eran seres humanos completos y que la naturaleza de una mujer no era la de una persona completa. Como resultado, las mujeres eran por naturaleza deficientes, no podrían ser confiables y eran miradas con menosprecio. De hecho, escritos describen que las mujeres libres en muchos aspectos de la sociedad griega –excepto por las pocas mujeres de las clases de la élite– tenían posiciones no mejores que animales o esclavos.

Esta visión aristotélica de la mujer fue posteriormente llevada a la tradición cristiana temprana de la iglesia católica. Santo Tomas de Aquino en sus escritos propone que la mujer era una trampa de Satán. La historia de Adán y Eva suma otra dimensión a las tempranas ideas griegas de Aristóteles. Las mujeres eran la causa de la caída del hombre y, por consiguiente, eran una trampa de Satán. Y deberían ser miradas con precaución porque ellas causaron la primera caída de la humanidad y, por consiguiente, la maldad proviene de las mujeres. Este tipo de pensamiento fue persistente en los escritos de los padres de la Iglesia a través de la edad media. En ellos encontramos estos temas propuestos de una manera u otra. Sin embargo, después de la reforma protestante, Europa decide liberarse a sí misma de los grilletes y cadenas de la iglesia católica.

El conjunto de conceptos (ideas) propuestos durante la Iluminación o la Era de la Razón, crearon la sensación de una necesidad de cambio en las ideas y la forma de pensar. Muchas de estas ideas eran de naturaleza científica –como que la tierra giraba alrededor del sol, y no era el sol el que giraba entorno a la tierra–. De naturaleza teológica, como los escritos de Martín Lutero, y de naturaleza social como la posición de la mujer en la sociedad; sin embargo, los escritores de la Iluminación continuaron arrastrando este tema básico, sin mucho cambio: que la mujer no era un ser humano completo. Durante la revolución, escritores franceses como Rousseau, Voltaire y otros, miraban a la mujer como un peso que había que cargar. Debido a esto, Rousseau en su libro Emile propone una forma de educación diferente para la mujer, basado en el hecho de que la mujer era incapaz de entender lo mismo que los hombres eran capaces de entender.

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