El Viaje Nocturno y la Ascensión (parte 1 de 6): El Viaje Nocturno

Por Aisha Stacey (© 2011 IslamReligion.com)

Descripción: El contexto del inicio del viaje y algunos detalles de los primeros años de la misión del Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él.

Prólogo

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El viaje del Profeta y Mensajero, Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, de noche, desde la Sagrada Mezquita en La Meca a la lejana mezquita en Jerusalén, fue un milagro otorgado a él por Dios. Es la primera parte de una noche de admiración y asombro, que culminó con la ascensión del Profeta Muhammad a través de los cielos y su presencia ante Dios.

“Glorificado sea Quien transportó a Su Siervo durante la noche, desde la Mezquita Sagrada [de La Meca] a la mezquita lejana [de Jerusalén] cuyos alrededores bendijimos, para mostrarle algunos de Nuestros signos. Él es Omnioyente, Omnividente”. (Corán 17:1)

Fue un viaje físico, y todos los eventos que describiremos tuvieron lugar en una sola noche.

Esta serie de artículos utilizará la palabra masyid en lugar de su traducción al español, mezquita. La razón para esto es que la palabra masyid implica mucho más que los edificios característicos donde los musulmanes rezan. La palabra masyid proviene de la raíz sa-ya-da que significa “postrarse”; por lo tanto, masyid es cualquier lugar de postración. El Profeta Muhammad nos dijo: “La tierra ha sido hecha una Masyid para mí”[1]. Este regalo de Dios fue dado sólo a la nación de Muhammad.

Un musulmán puede rezar en cualquier lugar que no sea impuro (con pocas excepciones). Hay edificios específicamente para rezar, pero cualquier lugar donde rece un musulmán es una masyid, en el sentido literal: un lugar de postración. El acto de postrarse es la parte más honorable de la oración. Cuando la frente de un musulmán toca el suelo, él o ella está muy cerca de Dios. La oración establece la conexión entre el creyente y su Señor, y fue en esta noche milagrosa que las cinco oraciones diarias fueron establecidas.

En la historia que sigue a continuación aprenderemos algo más sobre este hombre llamado Muhammad, y podremos entender un poco más sobre por qué los musulmanes lo aman. También, descubriremos por qué Masyid Al-Aqsa en Jerusalén es una de las tres Masyid Sagradas en el Islam. Dios se refiere a Jerusalén en el Corán como “los alrededores que hemos bendecido”. El Domo de la Roca, parte del área de la Masyid Al-Aqsa, es el símbolo más reconocible de Jerusalén y tiene un lugar especial en el corazón de todo musulmán. En este viaje en el que estamos a punto de embarcarnos, usted entenderá por qué. Así que, viajemos atrás en el tiempo, al siglo VII en Arabia, a la ciudad de La Meca, y acompañemos al Profeta Muhammad en su viaje nocturno y su ascensión.

El viaje comienza

Aproximadamente 10 años después de que el Profeta Muhammad recibiera su primera revelación del Corán, sufrió dos graves pérdidas. Una fue la muerte de su tío Abu Talib, el hombre que lo apoyó y amó desde que era un niño huérfano, y apenas dos meses después murió su amada esposa, Jadiyah. Ese año se conoce como “el año de la tristeza”.

En los años que precedieron a estos eventos tristes, los nuevos musulmanes, en especial el Profeta Muhammad, fueron perseguidos, ridiculizados y abusados. La fuerza y la lealtad de su tío, combinados con el amor y la compasión mostrados hacia él y por Jadiyah, lo ayudaron a mantenerse fuerte y a continuar difundiendo el mensaje enfrentándose a la grave adversidad. Sin embargo, ahora se sentía solo y sumamente abrumado por la tristeza.

Cuando uno realmente se ha rendido a Dios, los dolores y las penas de esta vida forman parte de una prueba de fe, y estas pruebas siempre son seguidas por el alivio. En el capítulo 94 del Corán, Dios le asegura al Profeta Muhammad que con cada adversidad viene el alivio, y esto se repite una segunda vez con énfasis: con cada adversidad viene el alivio. Después de este año en extremo difícil, el Profeta Muhammad sintió alivio en la forma de una bendición mayor, el Viaje Nocturno y el Ascenso a los Cielos.

“Luego de toda dificultad viene un alivio, y ciertamente que luego de toda dificultad viene un alivio”. (Corán 94:5-6)

Aún cuando era peligroso y él se arriesgaba a ser atacado por los paganos de La Meca, el Profeta Muhammad a menudo pasaba sus noches orando en la Masyid Sagrada de La Meca. En esta noche en particular, él estaba descansando cerca de la Ka’ba (el cubo negro en el centro de la Masyid) en un estado de duermevela. Vino un ángel y le abrió el pecho desde la garganta hasta el estómago. El ángel sacó el corazón del Profeta Muhammad y lo colocó en un tazón lleno con fe, el corazón fue purificado, llenado y regresado a su lugar[2].

Esta no fue la primera vez que un ángel bajó y extrajo el corazón de Muhammad. Cuando era un niño pequeño, Muhammad vivía en los desiertos de Arabia con una familia adoptiva según era costumbre, pues era sabido que el ambiente del desierto era mucho más saludable y apropiado para una educación correcta que el de las ciudades. Cuando tenía cuatro o cinco años de edad y estaba jugando en esta tierra salvaje con sus amiguitos, el Ángel Gabriel apareció, sacó el corazón de Muhammad y extrajo de él una porción, refiriéndose a ella como “la parte de Satanás”. El Ángel Gabriel lavó el corazón con el agua de zamzam (el pozo de La Meca que brotó para aplacar la sed de Ismael) y lo regresó a su lugar. Los otros niños corrieron gritando, pensando que Muhammad había sido asesinado, pero para cuando regresaron con ayuda, él estaba solo, asustado y pálido. Sólo una pequeña señal quedó de tan dura experiencia[3].

La misión del Profeta Muhammad fue guiar a la humanidad hacia la adoración del Único Dios Verdadero, así, cada aspecto de su vida formaba parte del plan de Dios para prepararlo para su gran responsabilidad. Cuando era niño, la parte de Satanás fue removida de su corazón; y cuando fue adulto, estando a punto de emprender la construcción de la nación musulmana, su corazón fue purificado y llenado con fe pura. La siguiente parte de esta noche milagrosa comenzó entonces.

Al Profeta Muhammad se le presentó un animal blanco que él describió como más pequeño que un caballo pero más grande que un burro, y que fue conocido como Al-Buraq. Este animal, dijo, podía llegar de un solo paso hasta donde llegaba la vista. Con un salto, Al-Buraq podía cubrir una distancia increíblemente grande[4]. El Ángel Gabriel le dijo al Profeta Muhammad que montara el animal, y juntos viajaron más de 1 200 km a la masyid más lejana, Masyid Al-Aqsa.

El Profeta Muhammad estaba sobre el lomo de Al-Buraq mientras la zancada del animal alcanzó el horizonte, y las estrellas brillaron intensamente en el cielo nocturno sobre los desiertos de Arabia y más allá. Él debió haber sentido el viento en su rostro y haberse percatado de su corazón recién llenado latiendo con fuerza en su pecho. ¡Cuántas señales y maravillas de Dios debió haber visto el Profeta Muhammad en ese milagroso viaje nocturno!

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