EL PROPÓSITO DE LA VIDA (PARTE 3 DE 3): LOS FALSOS DIOSES DE LA MODERNIDAD

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Descripción: La sociedad moderna ha creado dioses falsos a los que adora, mientras el mundo se sumerge en el caos.

¿Quién necesita la adoración?

Dios no tiene ninguna necesidad de nuestra adoración, es la humanidad la que necesita adorar a Dios.  Si nadie en la Tierra le rindiese culto a Dios, esto no restaría de forma alguna nada de Su gloria; y si toda la humanidad se entregase fervorosamente a rendirle culto, esto no agregaría nada a Su gloria.  Somos nosotros quienes necesitamos de Dios:

“No pretendo de ellos ningún sustento, ni quiero que Me alimenten.  Allah es el Sustentador, y Él posee un poder grandioso.” (Corán 51:57-58)

“Se os pide contribuir por la causa de Allah, pero entre vosotros hay quienes se muestran avaros.  Sabed que la avaricia es en perjuicio propio y que Allah prescinde de toda Su creación; y por cierto que sois vosotros quienes necesitáis de Él.  Si no creéis, Allah os sustituirá por otros que no obrarán como vosotros [sino que creerán y obedecerán a Allah].” (Corán 47:38)

¿Cómo adorar a Dios, y por qué?

A Dios se le adora obedeciendo las leyes que Él reveló a través de los profetas.  Por ejemplo, en la Biblia, el Profeta Jesús señaló que la obediencia de las leyes divinas es la llave del Paraíso:

“Si quieres entrar en la vida eterna, observa los mandatos [Divinos]”. (Mateo 19:17)

También del Profeta Jesús se informa en la Biblia que insistió mucho en la obediencia estricta a los mandatos divinos, diciendo:

“Quien trasgrede uno, aunque sea el menor de estos mandatos, y enseña a los hombres a trasgredir, será el menor en el reino del cielo; pero quien los cumple y los enseña, a él se lo llamará grande en el reino de los cielos”. (Mateo 5:19)

¿Por qué los seres humanos necesitan adorar a Dios obedeciendo las leyes divinas reveladas?  La respuesta es simple: la obediencia a la ley divina trae paz a esta vida y salvación en la próxima.

Las leyes divinas proporcionan a los seres humanos un código claro para guiar cada esfera de la vida humana, tanto en lo individual como en la interacción con los demás y con el medio que nos rodea.  Sólo el Creador puede saber qué es lo mejor para Su creación, Sus leyes protegen el alma humana, el cuerpo y la sociedad de todo lo que ocasiona daño.  Para que los seres humanos cumplan su propósito en la creación, deben rendir culto a Dios obedeciendo Sus mandatos.

Los dioses falsos de la modernidad

Dios es Quien da significado y orientación a la vida.  Por otro lado, la vida moderna carece de una simple orientación, una simple meta, un simple propósito.  No tiene ningún principio o pauta común.

Dado que el Islam considera a Dios como una entidad a la que se sirve con amor, profundo respeto y anhelando una recompensa, se puede decir que el mundo moderno sirve a muchos dioses.  Los “dioses” de la modernidad parecen a primera vista dar significado y contexto a la vida del hombre moderno.

Nosotros vivimos en una constante comunicación, y a través de nuestras palabras y expresiones nos ponemos en contacto con el mundo.  El nacionalismo, el feminismo, el liberalismo, el marxismo y, dependiendo de cómo estos términos son empleados, pueden listarse también la democracia, la libertad, e incluso la igualdad, entre estas ideologías indefinibles de estos tiempos modernos.  “Las palabras plásticas”, como las define el lingüista alemán Uwe Poerksen, se han usado para usurpar el poder y la autoridad de Dios para formar y definir la meta de la sociedad, o incluso de la humanidad.  Estas palabras tienen la apariencia de poseer cierta vinculación con un “estado de bienestar”.  Palabras indefinibles se convierten en ideales desmesurados.  Persiguiendo estos ideales desmesurados se despiertan necesidades interminables, y una vez que estas necesidades se manifiestan, ellas parecen justificarse por sí mismas.

Es fácil entrar en el hábito de rendir culto a los dioses falsos, las personas no tienen ninguna protección contra esa multitud de dioses que las formas modernas de pensar les demandan servir.  Las “palabras plásticas” dan un gran poder a aquellos “profetas” que hablan en su nombre, porque hablan en el nombre de verdades “auto-evidentes”, mientras las demás personas aguardan calladas, alienadas.   Estamos obligados a seguir su autoridad; la autoridad axiomática de estos eruditos que dictan la Ley para nuestra salud, bienestar y educación.

La ventana de la modernidad a través de la que percibimos la realidad actual está marcada por varios rayones, manchas, fisuras y filtros.  Todo esto cubre la realidad.  Y la realidad es que las personas no tienen una necesidad verdadera, excepto de Dios.  Pero hoy en día, estos ídolos vacíos se han convertido en los objetos de la devoción de las personas y se les rinde culto, tal como está escrito en El Corán:

“¿Acaso no reparas [¡Oh, Muhammad!] en aquel que sigue sus pasiones como si estas fueran una divinidad?…” (Corán 45:23)

Cada una de esas “palabras plásticas” tiene la propiedad de hacer parecer primitivas y anticuadas a las otras palabras.  Los devotos de los ídolos de la modernidad están orgullosos de rendir culto a estos dioses; sus amigos y colegas los consideran ilustrados por lo que hacen.  Aquéllos que todavía insisten en aferrarse al “antiguo” Dios, lo disimulan, para no tener que pasar vergüenza, adorando a los nuevos y “modernos” dioses junto con Él.  Entonces, muchas de las personas que dicen rendir culto al Dios “anticuado” torcerán Sus enseñanzas tradicionales, para que Él también parezca estar diciéndonos que debemos escuchar estas “palabras plásticas”.

El culto a los dioses falsos origina y dispersa la corrupción, no sólo de los individuos y de la sociedad toda, sino también del mundo natural.  Cuando las personas se niegan a servir y adorar a Dios de la manera en que ÉL lo ha establecido, no pueden cumplir las funciones para las cuales han sido creadas.  El resultado de esto es que nuestro mundo se vuelve más y más caótico, tal y como nos dice el Corán:

“Se puede ver la devastación en la tierra y en el mar como consecuencia de las acciones de los hombres.  Esto es para que padezcan [el resultado de] lo que han hecho, y puedan recapacitar.” (Corán 30:41)

La respuesta del Islam a cuál es el significado y propósito de esta vida, satisface la necesidad humana fundamental: el retorno a Dios.  Sin embargo, todos estamos regresando involuntariamente a Dios; entonces, la cuestión no es simplemente retornar a Dios, sino de qué manera lo hacemos: ¿avergonzados y agonizantes esperando un castigo; o con alegría, humildad y agradecimiento esperando la recompensa de Dios?  Si usted espera esto último, entonces sepa que a través del Corán y las enseñanzas de Profeta Muhámmad, Dios guía a las personas a Él de una manera que asegurará su felicidad eterna.

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