EL PROPÓSITO DE LA CREACIÓN (PARTE 2 DE 3): LA RESPUESTA JUDEO-CRISTIANA

  • Por Dr. Bilal Philips
  • Descripción: Una introducción a la pregunta más enigmática de la historia humana, y una discusión sobre las fuentes que pueden usarse para encontrar la respuesta. Parte 2: Una mirada a la Biblia y la creencia Cristiana sobre este asunto.

  • Las Escrituras Judeo-cristianas

    Un estudio de la Biblia deja al buscador honrado de verdad perdido. El antiguo Testamento parece más involucrado con las leyes y la historia del hombre temprano y el pueblo Judío que con contestar la pregunta vital acerca del objetivo de la creación de humanidad.  En el Génesis, Dios crea el mundo y a Adán y Eva en seis días y hace el resto de Su trabajo en el séptimo. Adán y Eva desobedecen a Dios y son castigados y su hijo Caín mata a su hermano Abel. ¡Y Dios estaba “afligido” por lo que él había hecho al hombre! ¿Por qué las respuestas no están allí en las condiciones claras e inequívocas? ¿Por qué es el idioma tan simbólico, dejando al lector intentando adivinar sus significados? Por ejemplo, en Génesis 6:6 se menciona:

    “Cuando los hombres empezaron a multiplicarse sobre la tierra y les nacieron hijas, los hijos de Dios se dieron cuenta de que las hijas de los hombres eran hermosas, y tomaron por esposas aquellas que les gustaron”

    “¿Quiénes son éstos “hijos de Dios”? Cada secta judía y cada una de las muchas sectas cristianas tienen sus propias explicaciones. ¿Cuál es la interpretación correcta? La verdad es que el propósito de la creación del hombre fue enseñado por los profetas de la antigüedad, sin embargo, algunos de sus seguidores – en conjunto con los demonios – después cambiaron las escrituras. Las respuestas se hicieron vagas y mucho de la revelación se encontraba oculto en idioma simbólico. Cuando Dios envió a Jesús a los judíos, él volcó las mesas de los fariseos que estaban comerciando dentro del templo, y predicó contra la interpretación ritualista de la ley practicada por los rabinos judíos. Él reafirmó la ley del Profeta Moisés y la revivió. Él enseñó el propósito de la vida a sus discípulos y demostró cómo cumplirlo hasta sus últimos momentos en este mundo. Sin embargo, después de su salida de este mundo, su mensaje fue desvirtuado por algunos que se decían ser sus seguidores. La verdad clara que él enseñó se volvió vaga, como los mensajes de los profetas anteriores a él. El simbolismo fue reintroducido, sobre todo a través de las “inspiraciones” de Juan, siendo que el Evangelio original que se reveló a Jesús estaba perdido. Cuatro otros evangelios compuestos por hombres que fueron escogidos por Atanasio, un obispo del siglo cuarto, reemplazaron el Evangelio perdido de Jesús. Y los 23 libros con cartas de Pablo y otros se incluyeron en el Nuevo Testamento. Como resultado, los lectores del Nuevo Testamento no pueden encontrar las respuestas precisas a la pregunta “¿Por qué Dios creó al hombre?”. Y uno se ve obligado a seguir ciegamente los dogmas ideados por las distintas sectas. Los evangelios se interpretan según las creencias de cada secta, y el buscador nuevamente vuelve a preguntarse, ¿cuál es la correcta?

    La Encarnación de Dios

    Quizás el único concepto común en la mayoría de las sectas cristianas con respecto al propósito de la creación de la humanidad es que Dios se convirtió en ser humano para que pudiera morir a las manos de los hombres para purificarlos del pecado que heredaron de Adán.  Según ellos, este pecado se había vuelto tan grande que ningún acto humano de expiación o arrepentimiento podría borrarlo. Dios es tan bueno que el hombre pecador no puede estar de pie ante Él. Por consiguiente, el sacrificio de Dios mismo sólo podría liberar a la humanidad de este pecado.

    La creencia en este mito de origen humano se volvió la única fuente para la salvación, según la Iglesia. Por consiguiente, el propósito cristiano de la creación se volvió el reconocimiento del “sacrificio divino” y la aceptación de Jesús como el Señor Dios.  Esto puede deducirse de las siguientes palabras atribuidas a Jesús en el Evangelio según Juan:

    ¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Único, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él. Para quien cree en él no hay juicio. En cambio, el que no cree ya se ha condenado, por el hecho de no creer en el Nombre del Hijo único de Dios.

    ¿Sin embargo, si este es el propósito de la creación y el requisito previo para la vida eterna, por qué no fue esto lo que enseñaron todos los profetas anteriores a Jesús? ¿Por qué Dios no se volvió hombre en el tiempo de Adán y su descendencia para que toda la humanidad tuviera una oportunidad igual de cumplir su propósito para la existencia y lograr la vida eterna. ¿Aquéllos que existieron antes del tiempo de Jesús tenían otro propósito para su existencia? Todas las personas que existen y nunca han oído hablar de Jesús no tienen ninguna oportunidad de cumplir su propósito. Tal propósito, es demasiado limitado para cumplir con las necesidades de la humanidad.

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