- Por Hamza Andreas Tzortzis (http://www.hamzatzortzis.com)
Descripción: Dios es el único Ser que merece toda nuestra adoración, y fuimos creados para adorarlo. Este artículo aborda dos preguntas frecuentes: ¿Acaso Él necesita nuestra adoración?, y ¿por qué nos creó para adorarlo?
La mejor manera de responder a estas preguntas es entendiendo primero quién es Dios en el contexto de la adoración. Por definición, Dios es Aquel que tiene derecho a nuestra adoración; este es un hecho necesario de Su propia existencia. El Corán resalta repetidamente este hecho acerca de Dios:
“Yo soy Al-lah, y no hay más divinidad que Yo. Adórame solo a Mí y haz la oración para recordarme” (Corán 20:14).
Dado que Dios, por definición, es el único Ser cuyo derecho es nuestra adoración, entonces todos nuestros actos de adoración deben estar dirigidos únicamente a Él.
En la tradición islámica, Dios es considerado un Ser absolutamente perfecto. Él posee todos los nombres y atributos perfectos en el mayor grado posible. Por ejemplo, en la teología islámica, Dios es descrito como El Amoroso, y esto significa que Su amor es el amor más perfecto y que Su amor es el amor más grande posible. Es debido a estos nombres y atributos que Dios debe ser adorado. Nosotros siempre alabamos a la gente por su amabilidad, su conocimiento o su sabiduría; sin embargo, la amabilidad, el conocimiento y la sabiduría de Dios son los más elevados, sin deficiencias ni defectos. Por lo tanto, Él es merecedor de la forma más extensa de alabanza, y alabar a Dios es una forma de adoración. Dios también es el Único que tiene derecho a nuestras súplicas y oraciones. Él sabe mejor que nosotros lo que nos conviene, y también quiere lo mejor para nosotros. Tal Ser con dichos atributos debe ser a Quien dirijamos nuestras oraciones, y a Quien pidamos ayuda y guía. Dios es merecedor de nuestra adoración porque hay algo en Él que lo hace así. Él es el Ser con los nombres y atributos más perfectos.
Un punto importante con respecto a adorar a Dios es que es Su derecho, incluso si no recibimos ningún tipo de consuelo, aún si tuviéramos que llevar una vida llena de sufrimiento, Dios todavía debe ser adorado. Adorar a Dios no depende de algún tipo de relación recíproca, Él nos da la vida y nosotros Lo adoramos a cambio. No malinterpretes lo que estoy diciendo, Dios nos brinda muchas bendiciones, pero Él es adorado por lo que Él es, no por cómo Él decide, a través de Su sabiduría infinita, distribuir Su generosidad. Existen muchas otras razones por las cuales Dios es merecedor de nuestra adoración (que implican amor, ser agradecidos por nuestras bendiciones, etc.); sin embargo, ese tema en específico será tratado en otro artículo.
¿Dios necesita nuestra adoración?
Esta pregunta común surge debido a una mala interpretación de Dios en la tradición islámica. El Corán y las tradiciones proféticas explican con claridad que Dios es trascendente y está libre de toda necesidad; en otras palabras, Él es absolutamente independiente:
“Dios no tiene necesidad de las cosas creadas” (Corán 29:6).
Por lo tanto, Dios no necesita que Lo adoremos en absoluto, Él no gana nada de nuestra adoración, y nuestra falta de ella tampoco Le quita nada. Adoramos a Dios porque, debido a Su misericordia y sabiduría, Él nos creó de ese modo. Dios hizo que adorarlo a Él sea bueno y beneficioso para nosotros, tanto desde una perspectiva mundana como espiritual.
¿Por qué nos creó para adorarlo?
Lo que sigue a esta respuesta suele ser la pregunta: ¿Por qué Dios nos creó para adorarlo?Dios es un Ser absolutamente bueno y, por lo tanto, Sus actos no solo son buenos, sino que son expresiones de Su naturaleza. Además, Dios ama el bien. El hecho de que Dios ha creado criaturas racionales que pueden elegir libremente adorarlo y hacer el bien (algunos al punto de ser exaltados en virtud, como los profetas), y luego recibir la vida eterna en la presencia de Dios, pasar una eternidad de amor y compañía íntimos, es la historia más grande jamás contada. Dado que Dios ama todo lo bueno, está claro por qué Él hará realidad esta historia. En resumen, Dios nos creó para adorarlo porque Él quiere el bien para nosotros, es decir, Él quiere que vayamos al Paraíso. Él ha dejado claro que aquellos que alcanzan el Paraíso han sido creados para experimentar Su misericordia[1]:
“Si tu Señor hubiera querido, habría hecho de todos los seres humanos una sola nación [de creyentes], [pero por Su sabiduría divina concedió al ser humano libre albedrío] y ellos no dejarán de discrepar [unos con otros], excepto aquellos de quienes tu Señor tuvo misericordia [porque siguieron la guía], y con ese objetivo Dios los creó. Pero ha de cumplirse la palabra de tu Señor: ‘Llenaré el Infierno de yinnes y de seres humanos [que rechacen a los Profetas]’” (Corán 11:118-119).
Que Dios nos creara para adorarlo era inevitable. Sus nombres y atributos perfectos iban a manifestarse. Un artista inevitablemente produce obras de arte porque tiene el atributo de ser artista. Por una razón mayor, Dios inevitablemente nos crearía para adorarlo, porque Él es el Único digno de adoración. Esta inevitabilidad no se basa en la necesidad sino en la manifestación de los nombres y atributos de Dios.
Otra forma de responder esta pregunta es entender que nuestro conocimiento es fragmentario y finito, de modo que jamás seremos capaces de comprender la totalidad de la sabiduría de Dios. Como se mencionó anteriormente, si comprendiéramos toda la sabiduría de Dios, significaría que nos convertiríamos en dioses o que Dios sería como nosotros; ambas cosas son imposibles. Por lo tanto, el hecho de que no haya respuesta a esta pregunta indica la trascendencia del conocimiento de Dios. En resumen, Él nos creó para adorarlo debido a Su sabiduría eterna, y nosotros simplemente no podemos comprender realmente el por qué.
Una forma práctica de ver esta pregunta se explica en el siguiente ejemplo: imagina que estás al borde de un acantilado y alguien te empuja al océano, el agua está infestada de tiburones; sin embargo, quien te empujó te dio un mapa a prueba de agua y un tanque de oxígeno para poder navegar a través de áreas seguras a fin de llegar a una hermosa isla tropical, donde serás siempre feliz. Si eres inteligente, utilizarás el mapa y llegarás a la seguridad de la isla; pero si te quedas atascado en la pregunta “¿por qué me tiraste aquí?”, probablemente serás devorado por los tiburones. Para los musulmanes, el Corán y las tradiciones proféticas son el mapa y el tanque de oxígeno, ellos nos dicen cómo navegar a salvo el camino de la vida. Debemos conocer, amar y obedecer a Dios, y dedicar solo a Él todos nuestros actos de adoración. Fundamentalmente, tenemos la opción de lastimarnos a nosotros mismos al ignorar este mensaje, o abrazar el amor y la misericordia de Dios aceptándolo.
Tomado y adaptado del libro La realidad divina: Dios, Islam y el espejismo del ateísmo.
PIE DE PÁGINA:
[1]Mahali, J. y As-Suyuti J. (2001) Tafsir Al Jalalain, p. 302. 3aEdición. El Cairo: Dar Al Hadith. Puede leerse en línea en: https://ia800205.us.archive.org/1/items/FP158160/158160.pdf(Consultado 1/10/2016).