Por Por L. Damiel
Descripción: Conclusión sobre cómo conocer al verdadero Jesús.
De lo mencionado en esta discusión, surge otra pregunta: ¿Cómo podemos confiar en que lo que se menciona acerca de Jesús en el evangelio de Marcos es históricamente preciso? Es de conocimiento público que los evangelios, como los conocemos en la actualidad, no fueron escritos ni por Jesús ni a su dictado. Marcos, el evangelio más antiguo, fue escrito cerca del 65-70 después de Cristo. Por lo tanto, hay un lapso de tiempo entre la ascensión de Jesús y el primer evangelio de 35 a 40 años.
Como afirmamos antes, Marcos no fue un testigo ocular de la vida de Jesús, ni tenemos registros claros que muestren que la iglesia primitiva haya memorizado las palabras de Jesús. Por lo tanto, este lapso de tiempo debe ser considerado como algo importante. Durante este tiempo, las tradiciones acerca de Jesús tomaron forma y se desarrollaron con muchas diferentes versiones de los evangelios, que circularon por distintas comunidades.
Más aún, es importante enfatizar que los autores de los evangelios no se limitaban a registrar simplemente las tradiciones. Como otros autores de evangelios, Marcos también editó su material. Él también construyó y reformuló las tradiciones que tomaba. Como el resto de los autores, él tampoco estaba intentando componer una biografía históricamente precisa sobre la vida de Jesús. Su interés fue presentar el material que mejor servía a su iglesia y reflejar su entendimiento sobre Jesús, más que el propio entendimiento de Jesús. Al reconstruir las enseñanzas y actos de Jesús, es posible darse cuenta de las modificaciones introducidas por los escritores posteriores del evangelio. Pero el período entre Jesús y la aparición de los evangelios escritos es mucho más problemático.
Por lo tanto, al intentar descubrir al Jesús histórico, debemos deshacernos de todos los agregados, de las historias que se desarrollaron posteriormente en torno a él. Debemos averiguar quién era él en realidad antes de que se escribieran los evangelios acerca de él. Cuando estudiamos los evangelios, vemos historias de Jesús que evolucionan a lo largo del tiempo, y la personalidad de Jesús es paulatinamente sobredimensionada. Jesús es mostrado cada vez con más conocimiento y con más poder, hasta que finalmente, luego de muchos concilios y disputas, es oficialmente proclamado “Dios” en el Concilio de Nicea, en el año 325 del calendario gregoriano. En el curso del tiempo, Jesús fue transformado de un humilde carpintero judío a Mensajero de Dios, y luego a la segunda persona de una trinidad de dioses. De lo que él realmente fue, a algo con lo que él jamás habría estado de acuerdo.
Sin embargo, no todo está perdido. Aún hoy en día, si alguien quiere conocer al verdadero Jesús histórico, puede hacerlo. Dios, en Su infinita misericordia, nos envió una vez más a un Mensajero con un mensaje prístino, un mensaje que no fue contaminado ni adulterado.
En este mensaje final, Dios nos dice que Jesús fue un hombre y un poderoso Mensajero enviado por Él, que realizó milagros con Su permiso, que nació de una virgen y que regresará a la Tierra en el final de los tiempos.
En el Corán, Dios se dirige a los cristianos:
“¡Oh, Gente del Libro! No os extralimitéis en vuestra religión. No digáis acerca de Allah sino la verdad: Ciertamente el Mesías, Jesús hijo de María, es el Mensajero de Allah y Su palabra [¡Sé!] que depositó en María, y un espíritu que proviene de Él. Creed, pues, en Allah y en Sus Mensajeros. No digáis que es una trinidad, desistid, pues es lo mejor para vosotros. Por cierto que Allah es la única divinidad. ¡Glorificado sea! Es inadmisible que tenga un hijo. A Él pertenece cuanto hay en los cielos y la Tierra. Es suficiente Allah como protector”. (Corán 4:171)