Por Aisha Stacey (© 2013 IslamReligion.com)
Descripción: Ninguna lesión ni enfermedad toca a un ser humano sin el permiso de Dios.
Antes de hablar sobre cómo un creyente se comporta cuando está enfermo o lesionado, es importante entender lo que enseña el Islam sobre la vida en este mundo. Nuestra existencia aquí en la Tierra no es más que un paso transitorio en el camino hacia nuestra vida real en el más allá. El Paraíso o el Infierno, uno de ellos será nuestra morada permanente. Este mundo es un lugar donde estamos a prueba. Dios lo creó para nosotros, para nuestro disfrute, pero es un lugar de más que solo placeres mundanales. Es aquí donde realmente cumplimos nuestro propósito verdadero; vivimos nuestras vidas basados en la adoración a Dios. Reímos, jugamos, lloramos y sentimos dolor y tristeza, pero cada condición y cada emoción son de Dios. Reaccionamos con paciencia, agradecimiento y esperanza por la recompensa eterna. Tememos el castigo eterno y sabemos con certeza que Dios es la fuente de toda misericordia y todo perdón.
“La vida en este mundo no es más que distracción y diversión, la vida del más allá es la vida verdadera. ¡Si supieran!” (Corán 29:64)
Dios no nos creó y luego nos abandonó a los placeres y pruebas de la vida. En lugar de ello, Él envió mensajeros y profetas para enseñarnos, y libros de revelación para guiarnos. También nos brindó incontables bendiciones. Cada bendición hace la vida maravillosa y a veces soportable. Si nos detenemos por un momento y contemplamos nuestra existencia, las bendiciones de Dios se hacen evidentes. Observa la lluvia cayendo, siente el cosquilleo del sol sobre tu piel, toca tu pecho y siente el fuerte latir rítmico de tu corazón. Estas son bendiciones de Dios y debemos ser agradecidos por ellas, así como por nuestros hogares, nuestros hijos y nuestra salud. Dios nos dice, sin embargo, que seremos puestos a prueba. Él dice:
“Los pondremos a prueba con algo de temor, hambre, pérdida de bienes materiales, vidas y frutos, pero albricia a los pacientes”. (Corán 2:155)
Dios nos ha aconsejado que soportemos nuestras pruebas y tribulaciones con paciencia. Sin embargo, esto es difícil si no entendemos primero que todo lo que ocurre en el universo, ocurre con el permiso de Dios. Ninguna hoja cae del árbol sin el permiso de Dios. Ningún negocio se desmorona, ningún auto choca y ningún matrimonio termina sin el permiso de Dios. Ninguna enfermedad ni lesión toca a un ser humano sin el permiso de Dios. Él tiene poder sobre todas las cosas. Dios hace lo que hace por razones que muchas veces están más allá de nuestra comprensión, y por razones que pueden o no resultarnos aparentes. Sin embargo, Dios, en Su sabiduría y misericordia infinitas, solo quiere lo mejor para nosotros. Por último, lo que es mejor para nosotros es la vida eterna en un lugar de felicidad completa, el Paraíso.
“Su Señor les albricia [que serán recompensados] con Su misericordia, Su complacencia, y con jardines donde gozarán de delicias inagotables”. (Corán 9:21)
Al enfrentar cada prueba, un creyente debe tener la certeza de que Dios no decreta para él nada más que el bien. El bien puede estar entre los placeres de este mundo, o puede estarlo en el más allá. El Profeta Muhammad, que la misericordia y las bendiciones de Dios sean con él, dijo: “Qué maravilloso es el caso del creyente, pues sus asuntos son todos buenos, y esto se aplica solamente al creyente. Si le sucede algo bueno, agradece por ello y eso es bueno para él. Si le sucede algo malo, lo tolera con paciencia y eso es bueno para él”[1]. Dios nos pone a prueba con los problemas y tribulaciones de la vida, y si somos pacientes obtendremos una gran recompensa. A través de las circunstancias cambiantes y de los tiempos difíciles, Dios pone a prueba nuestro nivel de fe, comprueba nuestra capacidad de ser pacientes y borra algunos de nuestros pecados. Dios es completamente amoroso y sabio, y nos conoce mejor que nosotros mismos. No alcanzaremos el Paraíso sin Su misericordia, y ella se manifiesta en las pruebas y problemas de esta vida.
La vida de este mundo es un mero engaño. La cosa más benéfica para nosotros son las obras buenas que seamos capaces de realizar. La familia es una prueba, pues Dios nos dice que ella nos puede llevar por mal camino, pero igualmente puede llevarnos al Paraíso. La riqueza es una prueba, la codicia nos puede llevar a ser avaros, pero distribuirla para beneficio de los necesitados nos acerca a Dios. La salud también es una prueba. La buena salud puede hacernos sentir invencibles y que no necesitamos de Dios; pero la mala salud tiene una forma de hacernos humildes y de obligarnos a depender de Dios. Cómo reacciona un creyente ante las circunstancias de la vida es muy importante.
¿Qué pasa si los placeres de la vida de pronto se convierten en tormentos? ¿Cómo debe uno comportarse cuando es afligido por una enfermedad o una lesión? Por supuesto, aceptamos nuestro destino y tratamos de llevar el dolor, la tristeza o el sufrimiento con paciencia, porque sabemos con certeza que de ello Dios nos dará mucho bien. El Profeta Muhammad dijo: “No hay desgracia o enfermedad que le ocurran a un musulmán, ninguna preocupación, pena, daño o angustia —incluso una espina que lo pinche— sin que Dios le expíe algunos de sus pecados por ello”[2]. Sin embargo, somos seres humanos imperfectos. Podemos leer estas palabras, podemos incluso entender el sentimiento, pero comportarnos aceptándolas a veces es muy difícil. Es mucho más fácil lamentarnos y gritar acerca de nuestra situación, pero nuestro Dios Misericordioso nos ha dado una guía clara y nos ha prometido dos cosas: que si Lo adoramos y seguimos Su guía, seremos recompensados con el Paraíso; y que después de la dificultad viene la facilidad.
“Luego de toda dificultad viene la facilidad”. (Corán 94:5)
El creyente está obligado a cuidar su cuerpo y su mente; por lo tanto, mantener una buena salud es esencial. Sin embargo, cuando nos aflige la enfermedad o las lesiones, es vital seguir la guía de Dios. Un creyente debe buscar ayuda médica y hacer todo lo que le sea posible para curarse o recuperarse, pero al mismo tiempo debe buscar ayuda a través de la oración, el recuerdo de Dios y los actos de adoración. El Islam es una forma holística de vida, la salud física y la salud espiritual van de la mano. En la segunda parte, veremos más en detalle los pasos a tomar cuando somos afligidos por la enfermedad o las lesiones.