Por Aisha Stacey (© 2016 IslamReligion.com)
Descripción: La vida de Ali, el león.
Ali fue el cuarto Califa bien guiado[1]. Él siguió los pasos del Profeta Muhammad, Abu Báker, Úmar y Uzmán, y gobernó el califato musulmán de acuerdo a la ley de Dios, aproximadamente entre 656 y 661 d. C. Ali fue el primo menor y el yerno del Profeta Muhammad. Pasó su infancia emulando el noble carácter de su amado primo, y su juventud aprendiendo los detalles del Islam. Ali se convirtió en un noble guerrero, físicamente fuerte y firme, pero con un corazón humilde, lleno de amor por Dios y Su Mensajero. Los musulmanes recuerdan a Ali por su valentía, su honestidad, su generosidad, su comportamiento amable hacia los demás y su devoción inquebrantable al Islam.
Después de la emigración a Medina, Ali se casó con Fátima, la hija del Profeta Muhammad. La joven pareja llevó una vida simple y austera, pues Ali no se preocupaba por la riqueza material, sino que se enfocaba en complacer a Dios y alcanzar la felicidad eterna en la otra vida. Ellos no tenían siervos ni esclavos. Ali sacaba y llevaba el agua, y Fátima molía maíz hasta que sus manos estaban ásperas y callosas. Una vez, cuando la joven pareja se acercó al Profeta Muhammad pidiéndole un sirviente, él les dijo que no podía darles tales lujos cuando la gente pobre y hambrienta llenaba la mezquita.
Esa noche, el Profeta Muhammad visitó a Ali y Fátima en su casa. Se sentó al borde de la cama de ellos y les enseñó palabras de recuerdo con las cuales glorificar a Dios. Les aseguró que alabar a Dios sería más beneficioso para ellos que un siervo o un esclavo, para facilitar su carga de trabajo. Ali jamás olvidó el consejo que le dio esa noche, y más tarde en su vida, dijo que no había pasado una noche desde entonces, sin repetir esas palabras antes de dormir. Ali y su familia hicieron todo lo posible para complacer a Dios, a menudo pasaban hambre porque regalaban toda su comida a personas más pobres que ellos. La generosidad de Ali no tenía límites, él trataba a todos con respeto y cordialidad.
El erudito islámico Imam Áhmad describió a Ali como uno de los compañeros más virtuosos del Profeta Muhammad, y Ali era conocido como uno de los partidarios más acérrimos del Profeta; llegó a ser merecidamente conocido como un guerrero fuerte y se distinguió en la primera batalla crucial contra los incrédulos de La Meca, conocida como la Batalla de Báder. El joven “león” participó en todas las batallas que se libraron en los primeros días del Islam, excepto en una única ocasión. Está reportado en una tradición auténtica del Profeta Muhammad, que durante la batalla de Jaibar, el Profeta Muhammad le otorgó a su primo un gran honor.
El Profeta Muhammad les informó a sus compañeros: “Mañana le daré el estandarte (bandera) a un hombre que ama a Dios y a Su Mensajero, y que también es amado por Dios y por Su Mensajero, él no huye del campo de batalla, y Dios traerá la victoria por medio de él”. Los compañeros del Profeta Muhammad pasaron la noche preguntándose a quién le sería entregado el estandarte. Se cree que Úmar Ibnul Jattab dijo que fue la única vez en que anheló el liderazgo, pero este honor en particular le pertenecía a Ali.
Después de que Uzmán Ibnu Affán fue asesinado al servicio de la nación musulmana, Ali fue elegido como el cuarto de los que son conocidos como los califas bien guiados. Muchos musulmanes se encontraban deseosos de que Ali tomara el liderazgo, pero Ali estaba preocupado porque el germen de la rebeldía ya se estaba cocinando entre los creyentes. Dudó, hasta que algunos de los compañeros que habían sido cercanos al Profeta Muhammad lo instaron y le dieron su apoyo. Los eventos que rodearon el asesinato de Uzmán habían arrojado a la joven nación musulmana a un período que llegó a conocerse como “época de la tribulación”. Ali comenzó y terminó su califato en tiempos de pruebas y tribulación, sin embargo, se mantuvo fiel a sus convicciones y gobernó de manera que correspondía al niño que aprendió su moral y sus valores al lado del Profeta Muhammad.
Ali fue un hombre profundamente religioso, se dedicó al Islam y se esforzó en su vida diaria y en su posición de líder, para defender el Corán y las tradiciones auténticas del Profeta Muhammad. La guerra estalló entre los musulmanes y Ali se encontró a sí mismo tratando de liderar una nación plagada de rebelión y de lucha. A lo largo de esta época de conflicto y guerra civil, Ali siempre fue consciente de la gran tarea que tenía por delante. Fue responsable por el pueblo de la nación musulmana.
En este punto, debe señalarse con claridad que Ali y Uzmán eran hermanos en el Islam, ambos devotos de Dios, Su Mensajero Muhammad y la religión del Islam. Ambos gobernaron la nación musulmana con corazones humildes, austeridad y piedad.
Ali fue asesinado con una espada envenenada. El asesino, que atacó a Ali mientras este rezaba en la mezquita, puso fin a su vida. Abu Báker, Úmar Ibnul Jattab, Uzmán Ibnu Affán y Ali Ibnu Abu Tálib fueron hombres de noble estatura y elevada fibra moral, gobernaron con el Corán y con las lecciones que les enseñó el Profeta Muhammad.
Pie de página:
[1] Califa: líder de la nación musulmana.