Por IslamReligion.com
Descripción: Los matrimonios que el Profeta Muhammad contrajo en las diferentes etapas de su vida. Parte 1: Su vida antes de la profecía y hasta la muerte de su esposa Jadiyah.
El profeta Muhammad fue una figura religiosa y política cuya misión fue unir las diferentes tribus de la Península Arábiga específicamente, y el mundo entero en general, bajo una religión. Como ejemplo a seguir para el mundo, la vida y las decisiones del Profeta Muhammad son aquellas de las que puede obtenerse mucho beneficio y sabiduría. Desde la época de la revelación, el Profeta vivió una vida bajo la supervisión directa del Creador. Así, estuvo bajo la protección de Dios para no cometer ningún error en difundir la religión y la forma de vida correctas. Todas y cada una de sus acciones son de las que deben ser emuladas, y Dios mismo dijo sobre él:
“En efecto, tienes un carácter con una alta escala de valores”.
El Profeta fue un hombre concentrado en una misión, y sus preocupaciones no eran las de otros humanos ordinarios. Por estas razones, uno debe investigar las razones por las cuales el Profeta tomó ciertas decisiones en el transcurso de su vida. Aunque algunas de ellas puedan parecer de fácil aplicación, otras pueden resultarnos poco familiares en esta época. En consecuencia, es importante tener en cuenta los distintos contextos que rodearon su vida para así no sacar conclusiones falsas sin base ni evidencia alguna.
Una de estas facetas de la vida del Profeta que es poco comprendida, o francamente mal representada, es el hecho de que él haya contraído múltiples matrimonios en el curso de su vida. Para entender la sabiduría de esto, uno debe estudiar los diferentes factores que rodearon esta decisión. Sólo entonces puede sacarse una buena conclusión con base en ellos.
La vida marital del Profeta puede ser dividida en cuatro etapas.
La primera etapa
Los primeros 25 años de su vida fueron un periodo de celibato. La juventud es normalmente la época de la vida cuando la gente se hace temeraria, cuando las pasiones alborotadas en la adolescencia se hacen salvajes, pues aún no se ha aprendido el autocontrol. Más aún, en la época en que él vivió, la sociedad árabe no restringía las relaciones sexuales. A pesar de ello, él llevó una vida casta y pura, ganándose el título de Amin (el confiable). Un hombre que se puede controlar a sí mismo como adulto joven tiene mayor posibilidad de mantener el autocontrol en la vejez.
La segunda etapa
Cuando eventualmente se casó, no fue con una virgen joven, menor que él. Al contrario, después de pasar célibe 25 años, su primera esposa, Jadiyah, tenía 40 años de edad y se había casado ya dos veces. Permanecieron felizmente casados por 25 años hasta que ella murió, y durante ese período él no se casó con nadie más. Cuando él recibió la primera revelación, ella fue la primera persona en creer que él era un Profeta de Dios. ¿Puede haber mayor testimonio que una esposa 15 años mayor que su esposo, siendo la primera persona en creer en su llamado?
Él también tuvo muchas razones para casarse con otra esposa mientras estaba casado con ella:
En primer lugar, aunque ella le dio tres hijas, Jadiyah no le dio ningún hijo varón que sobreviviera a la infancia. En una sociedad que practicaba el infanticidio femenino debido a su preferencia por los hijos varones, esta fue de seguro una dura prueba. Sus adversarios incluso se mofaron de él después de la muerte de su segundo hijo. Dios, sin embargo, los repudió:
“Por cierto que a quien te desdeñe y odie le privaremos de todo bien [en esta vida y en la otra]”. (Corán 108:3)
Segundo, él fue un hombre muy bien parecido. Uno de sus seguidores lo describió así:
‘Comencé a mirarlo a él y a la luna, él vestía un manto rojo, y me pareció que era más bello que la luna’[1].
Tercero, la poligamia estaba ampliamente generalizada y era socialmente aceptable para las mujeres de la época. No había barreras sociales que le impidieran tomar otra esposa. Él pudo fácilmente desposar a una mujer más joven y hermosa que hubiera escogido, pero no lo hizo. Más aún, cuando fue presionado para que se casara después de la muerte de Jadiyah, eligió a otra viuda.
Cuarto, los paganos de La Meca le ofrecieron riquezas, ornamentos de oro y plata, liderazgo e incluso el casarse con las más bellas mujeres, sólo si dejaba de predicar, pero se rehusó. Dijo:
“Incluso si pusieran el sol en mi mano derecha y la luna en mi mano izquierda, no abandonaría mi propósito hasta que Dios me dé el éxito o hasta que muera”[2].
¿Es esta la respuesta de un hombre dominado por sus deseos, o la de un hombre entregado a la llamada de Dios?
La tercera etapa
Después que pasó el mejor momento de su vida (físicamente), contrajo matrimonio con más de una esposa en el período comprendido entre el año 2 H. y el año 7 H. (623 – 628 d.C.). Esto ocurrió entre las edades de 55 y 60 años, y todos los matrimonios fueron realizados por razones desinteresadas. Estos fueron años de guerras para la emergente nación islámica, cuando los musulmanes tuvieron que pelear en defensa propia para proteger sus vidas y su religión. En consecuencia, cientos de sus compañeros fueron muertos, dejando tras ellos viudas y huérfanos sin nadie que cuidara de ellos. El Profeta Muhammad estableció un ejemplo para los compañeros sobrevivientes al casarse con las viudas en aras de mantenerlas, de modo que muchas de sus esposas eran viudas. Si la lujuria hubiera sido su motivo, la elección no habrían sido las viudas o divorciadas.
El Profeta Muhammad se casó con una virgen, Aisha, que era joven. Tal matrimonio es el que ha causado la mayor controversia entre los críticos que le imputan inmoralidad al carácter del Profeta debido a éste. Él se casó con ella a pedido de su padre, Abu Baker, quien era su más cercano y el primero de sus seguidores fuera de la familia. Abu Baker fue el primero de los compañeros en la estima del Profeta, y su aliado más confiable. Con él compartió la peligrosa emigración hacia Medina. ¿Por qué ofendería gratuitamente a semejante aliado rechazando su petición? Aisha es también la fuente de mucho de lo que se conoce de la Sunnah del Profeta, que sería mucho más pobre sin el legado dejado por ella. Además, el Profeta estaba cumpliendo el mandamiento de Dios, que es casar a aquellos que estén listos para casarse lo antes posible. La consumación o boda completa (nikah), se realizó tres años después de la disposición contractual (el compromiso), cuando ella ya era madura. Como niña, ella vivía en la casa de su padre, donde Muhammad la visitaba, a menudo participando con ella en sus juegos de muñecas.
Otra razón tras sus matrimonios fue el consolidar alianzas. Al casarse con familiares de aliados estratégicos y enemigos vencidos, estableció los cimientos de la cooperación entre los musulmanes de diferentes tribus. Ninguna de las esposas que el Profeta desposó después de Aisha se comparaban con su juventud, inteligencia o deseo de aprender, pero todas ellas contribuyeron en otras formas a la estabilidad de la nación musulmana. Tal hombre fue un amo, no un esclavo, de sus pasiones. Sus matrimonios señalan planeación con amplitud de miras e intereses compasivos. Si no hubiera sido por esta compasión, sin duda él habría escogido, además de Aisha, a otras similares a ella, en lugar de viudas y divorciadas, para que fueran sus esposas.