Por I. Damiel
Descripción: Cómo llegar a obtener el Reino de Dios: algunas diferencias entre el evangelio de Marcos y el evangelio de Mateo.
Utilizando a Mateo como ejemplo de ello, notamos que los escritores que vinieron después de Marcos cambiaron varias veces la línea de la historia de las siguientes maneras:
1)A menudo insertaron el título de “Hijo de Dios” para Jesús.
2)A menudo insertaron el título de “Padre” para Dios.
3)Exageraron los milagros de Jesús.
4)Cubrieron las limitaciones de Jesús.
5)Llamaron “Señor” a Jesús.
6)Representaron a la gente rezándole a Jesús.
7)Retrataron a Jesús con más conocimiento.
8)Hicieron borrosa la distinción entre Jesús y Dios.
Para ilustrar el tipo de cambios que ocurrieron, les mostraré cómo episodios individuales en los evangelios de Mateo y Marcos son similares y aun así significativamente diferentes. Las diferencias han sido notadas por eruditos bíblicos y explicadas como modificaciones introducidas por Mateo.
El Mayor de los Mandamientos (Marcos 12:28-35, Mateo 22:34-40)
Marcos 12:28- 35 | Mateo 22:34-40 |
28 Uno de los maestros de la ley se acercó y los oyó discutiendo. Al ver lo bien que Jesús les había contestado, le preguntó: —De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante? 29 —El más importante es: ‘Oye, Israel. El Señor nuestro Dios, el Señor es uno —contestó Jesús. 30 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas’. 31 El segundo es: Ama a tu prójimo como a ti mismo’.* No hay otro mandamiento más importante que éstos. 32 —Bien dicho, Maestro —respondió el hombre. Tienes razón al decir que Dios es uno y que no hay otro además de él. 33 Amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todos los holocaustos y sacrificios. 34 Al ver Jesús que había respondido con inteligencia, le dijo: —No estás lejos del reino de Dios. Y desde entonces nadie se atrevió a hacerle más preguntas. | 34 Los fariseos se reunieron al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos. 35 Uno de ellos, experto en la ley, le tendió una trampa con esta pregunta: 36 —Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? 37 —Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente —le respondió Jesús. 38 Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. 39 El segundo se parece a éste: Ama a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas. |
* Todas las citas son tomadas de la Nueva Versión Internacional.
En el evangelio de Marcos, un maestro de la ley le pregunta a Jesús sobre cuál es el mayor mandamiento. Jesús le responde que el mayor mandamiento es que Dios es uno. Al escuchar la respuesta de Jesús, este hombre está de acuerdo con él en que creer que Dios es Uno es el mayor mandamiento. Jesús se da cuenta de que el hombre ha respondido con sabiduría y le dice que él no está lejos del Reino de Dios.
En Mateo, amar a Dios se convierte en el mayor mandamiento y no se hace mención al hecho de creer que Dios es Uno.
El joven gobernante rico (Marcos 10:17-19, Mateo 19:16-20)
Marcos 10:17-19 | Mateo 19:16-20 |
17 Cuando Jesús estaba ya para irse, un hombre llegó corriendo y se postró delante de él. —Maestro bueno —le preguntó—, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? 18 —¿Por qué me llamas bueno?— respondió Jesús. Nadie es bueno sino sólo Dios. 19 Ya sabes los mandamientos: ‘No mates, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre’. | 16 Sucedió que un hombre se acercó a Jesús y le preguntó: —Maestro, ¿qué de bueno tengo que hacer para obtener la vida eterna? 17 —¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno?— respondió Jesús. Solamente hay uno que es bueno. Si quieres entrar en la vida, obedece los mandamientos. 18 –¿Cuáles? —preguntó el hombre. Contestó Jesús: —No mates, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, 19 honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo. |
Escuchándolos juntos, no detectamos ninguna diferencia y esto es lo que ocurre. En el momento, ya has terminado de leer Mateo, Marcos y luego Lucas. Uno no recuerda qué leyó en qué evangelio. El lector piensa que todos los tres evangelios dicen exactamente lo mismo. Sin embargo, cuando los estudiamos juntos en profundidad, nos damos cuenta de que los evangelistas fueron capaces de utilizar la información para su provecho, para enseñar el punto preciso que querían predicar.
En el pasaje anterior, el intercambio abierto entre el hombre y Jesús ha sido alterado por Mateo. En Marcos, el hombre se dirige a Jesús como “maestro bueno”. Jesús le responde con un ligero reproche: “¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios”. De nuevo, Mateo trata de cambiar el pasaje. Primero altera la pregunta inicial del hombre moviendo la palabra “bueno” del saludo y poniéndola como el objeto de la oración.
Marcos: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer…?”
Mateo: “Maestro, ¿qué de bueno tengo que hacer…?”
Finalmente, avergonzado por el hecho de que Jesús había reprendido al hombre por llamarlo bueno, Mateo cambia la segunda oración de Marcos, dejando, por lo tanto, a Jesús sin la posibilidad de rechazar esa reverencia y lo protege de la sugerencia implícita de que no era bueno. Al hacer esto, Mateo ha hecho que su versión no sea coherente, indicando la idea de que Jesús no entendió la pregunta.